martes, 13 de enero de 2009

Jorge Londero (*) dijo:



Por las noches, la soledad desespera (Bersuit).


" A César Ferri, el protagonista de la nueva novela de Jorge Cuadrado, se le viene de pronto la noche, en plena madrugada. Enceguecido por la oscuridad, incapaz de verse a sí mismo, buscará en un viaje las luces que pongan claridad a su confusión, intentará cubrir la distancia que lo separa del bienestar, de la seguridad, de una mañana soleada, de esa luz que pedís que no te apaguen cuando ya estés dormido.Las rojas luces de un semáforo le ponen al derrotero de Ferri, recién iniciado, dos ojos grises, y con ellos llegará de inmediato la confusión de los complicados mapas trazados en su infancia, aquellos que le muestran los atajos agrestes que su padre tomaba por error para no llegar nunca al lugar deseado o para desviarse justo antes de alcanzarlo. Él debe evitar que le pase lo mismo. ¿Debe hacerlo? ¿Puede hacerlo?Pronto comprenderá que la mala señalización de los caminos de la vida, al menos de la suya, no se salvan con la potencia de un motor; que transitar por senderos que se conocieron hace mucho tiempo pueden tornar más irreconocible la asfixiante geografía del vacío; que buscar el rumbo en un par de ojos grises puede ser tan complicado como manejar por primera vez un GPS.Descubrirá también que no hay una brújula precisa que marque a la felicidad como norte, que una noche de ira puede dejar loca la aguja del control propio y que la dinámica de las noticias supera la capacidad de reacción natural al punto de ser capaz de girar sin guiño.En ese páramo de soledad en el que se encuentra, extraviado entre la multitud, no alcanza con perder dos turnos, no basta con retroceder tres casilleros. Hay que volver al lugar de partida. Desde allí, quizá, se podrá ensayar un retorno.Por eso, en el viaje que emprende César Ferri son tan importantes los afectos, porque son las únicas pistas para no perder la ruta y también los motivos para seguirla.Afectos y señales. Las curvas de una mujer y el camino sinuoso de una esposa, la lejanía de un hijo, el puente de una ex novia, el vado de la autoridad, el serrucho de un compañero de trabajo, el lomo de burro de ese colega que siempre nos aventaja, el túnel de un padre, el estacionamiento techado y con seguro que ofrece una madre y los permisos de conducir de una tía o de aquel pariente que te cuida tus lugares cuando vos no estás. Señales, guías, afectos.Afectos. Los invito a que encuentren en esta novela los de César Ferri, los invito a que encuentren sus propios afectos, que para eso también sirve la buena literatura. Y este libro es eso, literatura de la mejor."


(*) Editor del suplemento Temas de La Voz del Interior, Córdoba.

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