lunes, 12 de enero de 2009

Roberto Battaglino (*) dijo:

"Si hay algo que nos preguntamos todos los que nos interesa, incluso a los que no les interesa, la política y la vida cívica, es qué elegimos cuando elegimos, cuánto podemos elegir cuando supuestamente tenemos que elegir y cuánto nos viene ya elegido.
Aunque no en el sentido de lo político, sino desde la profundidad filosófica de la esencia misma del hombre, el nudo gordiano de este Un país para Cesar Ferri es ese: la posibilidad o no del hombre de ser hacedor de su destino.
Una trama político-comunicacional es el telón para la huida de nuestro vocero del gobernador. Ferri, que de tanto jugar a ese juego de anticiparse a los hechos, que nos encanta a los que estamos en este mundillo de la comunicación, acepta –resignado- que es una noticia vieja.
Ese Alfa que corre por la 36, ¿va a anticiparse los hechos? ¿va detrás de los hechos? ¿o los hechos, el Alfa y Ferri van por rutas diferentes, paralelas y cruzadas, a la vez?
Encuestas dibujadas, llamadas ficticias, grandes puestas en escenas más para ocultar que para mostrar, citas forzadas para que las fuentes digan algo más parecido a nuestros deseos que a los hechos concretos… Cosas con las que convivimos, en la que la realidad no es otra cosa que nuestro parecer de la realidad.
“Está por sortearse un culpable y vos tenés varios números”, le dice a Ferri un influyente periodista, en una magistral descripción de lo azaroso que suele ser la resolución de los grandes acontecimientos.
Jorge Cuadrado nos provoca con el juego del manejo del poder, de su conquista y de su conservación, como si fuese un juego en una play station.
Y ahí está César Ferri, jugador, espectador, con el joystick en la mano, a veces, y a veces es él el que está en manos del joystick del destino. Está hacernos reflexionar sobre nosotros, sobre nuestra capacidad de elegir.
Debo decirles, con cierto conocimiento de causa, que la compleja, y por momentos casi perversa, manera en la que se comportan funcionarios, dirigentes y periodistas en esta ficción está descripta con rigor. Casi diría con lujos de detalles. Los que seguimos con atención las cosas de la política, podemos dar fe de que todos los hechos ficcionales narrados en esta trama ocurrieron alguna vez. U ocurrirán, con lo cual el libro tendrá un mérito más.
Así como obras de ficción sirven para sostener exposiciones científicas, Ferri bien podría ser una aproximación a un tratado de managment político. Un consultor podría usar párrafos de Un país para César Ferri para exponer su estrategia ante un cliente.
Claro está, es ficción, es literatura, es arte, pero en la pluma de un agudísimo observador de las lógicas intestinas de los medios de comunicación y de los actores políticos y sociales. El escritor Jorge Cuadrado está respaldado por un periodista que no sólo tiene un más que bien ganado prestigio, sino que demuestra con este libro tener una mirada profunda, inquisidora, perspicaz de los medios de prensa.
Así y todo, sugiero evitar la tentación de ponerle nombres a esos personajes públicos (políticos, periodistas y demás) que cruzan la vida de Ferri.
El autor nos la deja picando para que el gobernador sea fulano, el presidente mengano, Lisaruzu, tal o Rubiolo, cual. Pero caer en eso, puede conspirar contra el goce artístico de esta excelente novela."


(*) Periodista político de La Voz del Interior, Córdoba

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